Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria, la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible es un objetivo clave para la sociedad planetaria. ¿Lo lograremos?

El hambre extrema y la malnutrición siguen siendo un enorme obstáculo para el desarrollo sostenible y constituyen una trampa de la que no es fácil escapar.
El hambre y la malnutrición hacen que las personas sean menos productivas y más propensas a sufrir enfermedades, por lo que no suelen ser capaces de aumentar sus ingresos y mejorar sus medios de vida. Hay casi 800 millones de personas que padecen hambre en todo el mundo, la gran mayoría en los países en desarrollo.
Para alimentar a esas 800 millones de personas que actualmente pasan hambre y a los 2.000 millones de personas más que se calcula estarán en esa situación en 2050, es preciso hacer profundos cambios en el sistema agroalimentario mundial.
Según estimaciones de 2015, las personas que padecen hambre en el mundo están distribuidas así: Estados Unidos y Europa (14.7 millones de personas), África (232.5 millones de personas), América Latina y el Caribe (34.3 millones de personas) y Oceanía (1.4 millones de personas). Asia es el continente con la mayor cantidad de personas del mundo que padece hambre – 517 millones, lo que representa dos tercios del total- y aunque el porcentaje en el sur de Asia se ha reducido en los últimos años, en Asia occidental ha aumentado ligeramente.
Con alimentos suficientes para dar de comer a todos los habitantes del planeta, ¿por qué hay tantas personas que pasan hambre? Las malas prácticas de recolección y el desperdicio de alimentos han contribuido a la escasez de alimentos. Las guerras también han afectado negativamente a la disponibilidad de alimentos y han provocado la destrucción del medio ambiente, que es fundamental para cultivar alimentos.
Todos queremos que nuestras familias tengan suficientes alimentos para comer, y que estos sean seguros y nutritivos. Un mundo con hambre cero puede influir positivamente en nuestra economía, así como en la salud, la educación, la igualdad y el desarrollo social generales.
El hambre cero es una pieza clave de la construcción de un futuro mejor para todos. Además, como el hambre frena el desarrollo humano, no podremos lograr los otros Objetivos de Desarrollo Sostenible, como la educación, la salud y la igualdad de género.
¿Cuánto costará lograr este objetivo? Para poner fin al hambre en el mundo en 2030, necesitaremos, por término medio, unos 267.000 millones de dólares más al año. Será necesario invertir en las zonas rurales y urbanas y en protección social, a fin de que los pobres tengan acceso a los alimentos y puedan mejorar sus medios de vida.
¿Qué podemos hacer para ayudar?
Se pueden hacer cambios en la vida cotidiana —en el hogar, en el trabajo y en la comunidad—, apoyando a los agricultores o a los mercados locales y tomando decisiones sostenibles sobre la alimentación, apoyando la buena nutrición para todos y luchando contra el desperdicio de alimentos.
También podemos utilizar nuestro poder como consumidores y votantes, exigiendo que las empresas y los gobiernos tomen las decisiones y realicen los cambios que hagan posible lograr el objetivo del Hambre Cero. Podemos participar, ya sea en las plataformas de las redes sociales o en nuestras comunidades locales.
Y podemos sumarnos al Movimiento Mundial en favor del Hambre Cero participando en la iniciativa “El Reto del Hambre Cero” https://www.un.org/zerohunger/ para saber más, especialmente sobre otras formas de actuar.
Para obtener más información sobre el Objetivo 2 y los demás Objetivos de Desarrollo Sostenible, consulta la web: http://www.un.org/sustainabledevelopment/es/
Nota escrita con información de ONU